Todo empezó en un bar abarrotado donde me tomaba un café en el descanso del trabajo. Por fortuna, había conseguido una mesa y, sentado en ella, repasaba en mi tablet las noticias de la mañana. Una voz masculina, profunda y con el típico deje de los barrios de la periferia, me interrumpió. Un hombre de facciones rudas, cabellos grises y una pincelada agitanada en los ojos, esperaba mi respuesta. Mi atención, sin embargo, fue para sus labios carnosos.
La veo y a veces cuando estamos en salas. Me refugio en mi galán que es un gran apoyo y en un fin de semana tranquilo. Siento abundante el deceso de tu Yahvé. Siento que haya sido así. Me alegra conocer que puedes apoyarte en tu galán y que esto te reconforta. Hola bastante buenas tardes para todos.